COALICION VICTIMAS DE STANFORD AMERICA LATINA (COViSAL)
Carta Abierta a las Autoridades
responsables del Caso Stanford:
Víctima de Stanford muere a los 18
años de edad
27 de noviembre, 2012
Estimados Srs.:
Nosotros, víctimas del fraude perpetrado por R. Allen Stanford y sus
cómplices, nos seguimos agrupando para defender nuestros derechos en la
Coalición Víctimas de Stanford América Latina (COViSAL) y respetuosamente nos dirigimos a ustedes para exigirles justicia.
Han pasado casi cuatro
años desde que la debacle de Stanford destruyó las vidas de miles de
familias inocentes alrededor del mundo. Hasta ahora, los únicos beneficiados
son los abogados y sus profesionales manejando la administración judicial y la
liquidación – recibiendo más de $150
millones de dólares en honorarios profesionales y gastos –mientras las víctimas
han recibido cero alivio económico.
Las víctimas de América Latina forman el grupo más
grande de defraudados; 15.270 familias que representan el 70.24% del total de ahorristas
con pérdidas sobre los $4 mil millones de dólares quienes confiaron sus ahorros
a una empresa que era parte de un conglomerado Americano, supervisada y
regulada por las Agencias Reguladoras de los Estados Unidos. La mayoría de las
víctimas de Stanford son gente modesta; familias que tienen niños y jóvenes con
necesidades especiales. Muchas son personas mayores, enfermas o por jubilarse;
incapaces de pagar por sus tratamientos médicos críticos o por sus gastos
básicos de manutención. Nuestra cuarta
Navidad se acerca y aún no recibimos
alguna distribución de nuestros ahorros robados. Es demasiado tiempo para
miles de víctimas quienes están inmersas en una agonía y desesperación por sus pérdidas.
Muchas continúan muriendo mientras esperan en vano por el retorno de al menos una
pequeña porción de sus ahorros para pagar por operaciones que pudieran salvar a
tiempo sus vidas o para tratamientos contra el cáncer y otras enfermedades
graves. Las víctimas latinoamericanas se sienten ignoradas y discriminadas.
COViSAL
regularmente recibe emails y llamadas telefónicas de familias desesperadas
pidiendo ayuda. A continuación les transcribo una desgarradora carta que
recibimos recientemente:
“A mi hijo menor Luis, le diagnosticaron un
problema congénito, Estenosis Aortica Valvular. Desde que él nació se la
tratábamos en el Texas Children’s Hospital en Houston. Siempre teníamos la
confianza que cuando nos tocara realizar la operación de nuestro querido hijo,
la podríamos realizar en el Texas Children´s Hospital y la pagaríamos con
nuestros haberes en la cuentas del Stanford. Luis había cumplido 18 años y acababa
de graduarse de bachiller. El se preparaba para iniciar su carrera
universitaria en veterinaria. Ahora, era necesario operarlo para corregirle su
insuficiencia cardiaca, ya que se cansaba mucho. Le solicitamos un presupuesto
al Texas Children’s Hospital; estaba por el orden de los $250.000 dólares. En
vista de esto, el 25 de agosto de 2011, les escribí una comunicación a los
Liquidadores Conjuntos de Grant Thornton, Marcus Wide y Hugh Dickson,
explicando nuestra situación. Les anexe copias de todos los estudios de mi hijo
y de los presupuestos para su operación. La única respuesta que recibí:
‘Estimado Cliente, Lo sentimos mucho al saber que usted se enfrenta con esta
situación tan difícil. Lamentablemente, en esta etapa de la liquidación, no es
posible estimar en que tiempo ni qué cantidad de fondos que va estar disponible
para la distribución a los acreedores. Más detalles acerca de los avances en el
proceso de liquidación será proporcionada en su debido momento y publicado en
el sitio web de los liquidadores: http://www.sibliquidation.com/news/. Los
acreedores deben de monitorear el sitio por información al respecto. Sinceramente, En representación de Marcus
Wide y Hugh Dickson, Liquidadores Conjuntos.’
En vista de esta respuesta y que era necesario realizar
la operación de mi querido hijo, tomé la decisión de operarlo en Venezuela.
Tengo que decir que gracias al excelente apoyo de los médicos, la clínica y al
apoyo desinteresado de la Fundación de Todo Corazón Richard Gibson, operamos a
Luis el día 27 de septiembre del 2011. El salió perfectamente de la operación.
La pagamos con los pocos fondos que teníamos, con nuestras tarjetas de crédito
y la ayuda de nuestra familia.
Mi familia y yo estábamos muy felices de ver a
nuestro hijo sano. El mundo lo llenamos de júbilo. Luis estaba muy emocionado y
optimista en iniciar su carrera de veterinaria en la universidad. Los animales
y todas las mascotas eran su mayor distracción e ilusión. De hecho, después del
martes de carnaval, el miércoles 22 de febrero de 2012, Luis fue a la
universidad a buscar todos los recaudos para su inscripción en la carrera que
había salido favorecido de primero, Veterinaria. Yo, verdaderamente le daba
gracias a Dios porque el chamo tenía tanta ilusión y optimismo al futuro. No
nos importaba para nada la deuda que teníamos con las tarjetas de crédito y con
nuestra querida familia. El 23 de febrero, 2012, a las 6:30pm, él y su hermano
mayor fueron a su práctica rutinaria de natación, supervisada por un
entrenador. Lamentablemente, durante la práctica nuestro hijo Luis murió.
Parece ser que él sufrió un ataque al corazón. No sabemos exactamente que le
ocurrió pues decidimos en contra de una autopsia, ya que para qué, si no me
iban a revivir a mi querido hijo
A veces me pregunto, si hubiéramos tenido disponible
el dinero que ahorramos en el Stanford International Bank y le hubiéramos
realizado esta operación en el Texas Children´s Hospital con sus cardiólogos
que lo trataron toda su vida desde pequeño; posiblemente, hoy mi hijo estaría
vivo. Pero, debido al robo que realizó Allen Stanford con toda su directiva, no
tenemos con nosotros a mi querido hijo Luis; por lo cual hago responsables a
Robert Allen Stanford, a toda su directiva, sus cómplices y también a los
Liquidadores Conjuntos del Stanford International Bank Limited (In
Liquidation), Marcus Wide y Hugh Dickson y a la empresa Inglesa Grant Thornton”.
Hay muchas historias desgarradoras de familias en América
Latina y en otros países que están sufriendo inmensamente como resultado de
este horrendo fraude. Sin embargo la saga continua para las víctimas de
Stanford mientras litigios y atrasos de un acuerdo entre los Liquidadores
Conjuntos y el Síndico de los Estados Unidos, (que de otra manera pudieran
agilizar la primera distribución del dinero disponible) continúan generando
honorarios para ellos, sus abogados y sus profesionales; sin ninguna consideración y una completa indiferencia por el dolor y
sufrimiento de las víctimas – muchas pobres y abandonadas.
Tres meses han pasado desde que la Cumbre en
Washington, D.C., mediada por el Departamento de Justicia (DOJ), tuvo lugar. La
meta era lograr una resolución global para poner fin a las actuales disputas
entre las partes alineadas en el Caso Stanford. Su objetivo principal: ayudar a
las víctimas del fraude de Stanford. Varias
reuniones se llevaron a cabo en otras fechas y todavía no han llegado a un
acuerdo. Nos preguntamos: ¿Qué está pasando con las negociaciones? ¿Por qué es tan difícil
llegar a un acuerdo? ¿Es por el dinero…? ¿Los $330 millones? ¿Qué acciones
están tomando que consideran los mejores intereses de las víctimas? ¿Qué están
haciendo para maximizar nuestra recuperación en el menos tiempo posible? ¿Por
qué continúan desestimando que este crimen está causando que víctimas mueran por
el continuo atraso de cualquier restitución de nuestro dinero robado? Les pedimos
transparencia, equidad y el fin a intereses egoístas.
Les
agradecemos a los funcionarios de la Sección de Confiscación de Activos y
Lavado de Dinero del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, por
participar en la supervisión del proceso de reclamos y el Plan de Distribución;
y por tener una voz en la determinación de los gastos razonables de la
recuperación para asegurar que los costos de este proceso sean razonables para
preservar la gran mayoría de los activos para las víctimas. Nosotros queremos que
los $330 millones de nuestros ahorros confiscados en Inglaterra, Suiza y
Canadá, sean distribuidos a los titulares de CDs del Stanford International
Bank, Ltd. (SIBL), de una manera directa, eficiente y económica; sin importar
su nacionalidad o ubicación y sin apelaciones, retención de dinero para
proyectos inciertos de bienes raíces en Antigua, litigios adicionales, más
honorarios legales y gastos, o pagos a intermediarios – incluyendo el IRS
(Servicio de Recaudación de Impuestos) de los Estados Unidos. Estos fondos son el
remanente de nuestros ahorros robados y deben ser devueltos a sus verdaderos
dueños. ¿Por qué los abogados continúan enriqueciéndose del patrimonio robado de
las víctimas? ¿Por qué seguir malgastando lo que queda de nuestros ahorros? ¿Por
qué las familias inocentes tenemos que asumir todo el riesgo?
En
varias ocasiones les hemos solicitado al Comité Oficial de Inversionistas, el cual supuestamente representa nuestros
intereses en estos procedimientos legales, para que transmita nuestra voz de
suplica y preocupaciones expresadas en nuestros comunicados al Tribunal y nos
mantengan informados de los avances y esfuerzos de recuperación; del panorama
real de los litigios, del proceso de registro de reclamos y de la fecha
concreta de la primera distribución; sin embargo, no hemos recibido una comunicación
oficial y seguimos esperando respuestas claras y concisas.
Por
sus implicaciones, el Caso Stanford se ha convertido en tema de ética y
moralidad ante las economías del mundo que trasciende el campo financiero a uno
político manchado por la falta de ética. Por esta razón estamos convencidos que
si este fraude monstruoso (operado con impunidad por más de una década en y
desde los Estados Unidos) no se resuelve de forma expedita y satisfactoria, con
igualdad y equidad para todas las víctimas, el
descrédito mundial de los Estados Unidos por fraude de valores se profundizará
y la desconfianza en su sector financiero incrementará aún más. La imparcialidad
y balance del Sistema Legal de los Estados Unidos serán cuestionados globalmente
de una manera más severa.
El 21 de diciembre, 2011, en
la audiencia con los Liquidadores Conjuntos y Síndico de los Estados Unidos, el
Juez David Godbey le dijo a los abogados lo siguiente: “Lamento escuchar que la
mediación no se logró; Y lamento mucho más que el dinero que se está gastando aquí
es para pagarles a los abogados y no para compensar a las víctimas”. Un año
después de los comentarios del Juez Godbey, las víctimas de Stanford no han
recibido un centavo y los abogados administrando el Caso siguen enriqueciéndose
con el remanente de nuestros ahorros robados. Es hora que las víctimas de este
horrendo fraude sean tomados en cuenta y reciban inmediatamente una
distribución de los activos disponibles.
COViSAL tiene la esperanza
que las autoridades responsables del Caso Stanford hagan coincidir sus
principios con sus acciones y le demuestren al mundo, con acciones concretas e inmediatas, su compromiso por la
integridad y la honestidad. Igual que Luis, mucha gente ha muerto por no tener
sus ahorros para pagar por operaciones que pudieran salvar sus vidas. Muchas familias
necesitan urgentemente su dinero para pagar por operaciones, tratamientos médicos
y gastos de manutención. Ustedes no deben
ignorar el llanto y sufrimiento de las víctimas inocentes.
Le rogamos a Dios que sin más atrasos, los derechos de las víctimas se impongan sobre las manipulaciones judiciales y la buena consciencia sea el instrumento para impartir justicia.
Dejen de decepcionarnos.
Jaime R. Escalona
En nombre de COViSAL